No se debe crear una opinión adversa sobre las MIPYMES. Todo parece indicar que lo desconocido, lo nuevo, genera dudas, opiniones favorables, desfavorables, incluso, la negativa rotunda a su implementación. Tal vez, por el hecho de estar acostumbrados tantos años a una forma de organización donde la empresa estatal monopilizaba todo lo que se producía en Cuba en materia de bienes y servicios.
Es lógica la resistencia al cambio, dado que el Estado creó e implementó las condiciones para asumir una forma exclusiva de propiedad y de producción de bienes y servicios que funcionaba muy bien acorde con el escenario político y económico tanto nacional como internacional.
Pero el cambio que hoy necesitamos, lleva también una importante transformación mental asociada a la comunicación política.
Conviene señalar, que el término "comunicación política" tiende a producir cierto rechazo, quizas porque se asocia al discurso de ciertos individuos alejados de una propuesta concreta sobre determinadas problemáticas, desbordado de consignas, de propaganda o de una agitación en términos comunicativos, a su vez, carente de la necesaria explicación que emplee la lógica de la construcción colectiva, sin desdeñar, las propias condiciones difíciles en que se desenvuelven los actores implicados en una tarea determinada.
Se trata más bien, de la comunicación política que prepara a quienes estamos ensalzados en este complejo proceso, es decir, la que nos prepara a todos, para conocer de qué se trata cualquier emprendimiento, de dominar en todo lo posible, su alcance y sus límites.
UN POCO DE HISTORIA.
Vivimos muchos años sobreprotegidos por el Estado cubano en cuestiones elementales y hasta no elementales, todo ello, porque nuestro país formaba parte de un ámbito o configuración internacional que favorecía un tipo de intercambio ventajoso en el mercado.
Ello no debe concebirse como un error histórico tal como muchos pretenden calificar.
Ningún país queda fuera de lo global desde hace muchos años, y desde el triunfo de la Revolución, ya existía lo que se conoció como la división entre el campo socialista y el campo capitalista.
Quienes vivimos y disfrutamos la época de los años 80, conocemos esa realidad.
Si fuéramos a describir la forma en que el ciudadano cubano en general vivía en aquellos años, un ejemplo que lo ilustra es aquello tan común como el no ocuparse, por ejemplo, de la ropa para asistir a una fiesta en la noche. Baste recordar que se podía salir en la mañana a comprar la ropa que se usaríamos ese mismo día. (generalmente el sábado en la noche), se resolvía "el problema", sin tropiezo alguno.
Muchos de los que usábamos uniformes para trabajar, apenas nos preocupábamos por tener un escaparate lleno de ropas, esa no constituía una prioridad, porque se sabía que resolverla era cosa fácil.
Era la época época en que entrábamos a un cine en la mañana, comíamos una pizza o cualquier cosa disponible a precios alcanzables para todos, de ahí, entrábamos en otro y otro cine.
A veces, podíamos ver hasta 5 películas y pasar el día de cine en cine, hasta llegar a la casa, ya tarde, a descansar.
Era la época en que las familias se reunían los domingos y almorzaban juntos, la época de las tiendas en las que con la moneda nacional, era posible comprar lo necesario para hacer una fiesta en casa, aunque el salario no llegara a 100 pesos cubanos, la época en la que podías comprar un buen regalo para tu mamá, tu papá, tus abuelos, tu hermana o hermano, para un amigo, aunque recibieras un estipendio de becado que no sobrepasara los 35 pesos. Era una época maravillosa.
El socialismo, se percibía como la sociedad del futuro porque las necesidades materiales estaban resueltas en cierto modo equitativo.
El sueño de ser médico, ingeniero, abogado, o alcanzar cualquier título universitario, era incentivado por la posibilidad que la Revolución colocó en manos de todos sin distinción de género, raza, procedencia social.
La oportunidad estaba ahí, al alcance de todos, y el único esfuerzo - o el mayor- era el que dependía de uno mismo.
En aquella época existía el campo socialista, existía el Consejo de Ayuda Mútua Económica (CAME).
Nuestra economía era toda una panacea: las importaciones de Cuba a través del CAME resultaban significativas. Según (Rodríguez García, 1992) el 63% de las compras de alimentos, 86% de las materias primas, la casi totalidad del combustible y entre 75% y 80% de la maquinaria y equipo, así como diversos productos manufacturados provenían de esa área de comercio.
PERO LAS COSAS CAMBIARON.
Nadie imaginó, ni remotamente, que ese mundo, donde de un lado estaban ubicados no pocos países en un bloque socialista, desapareciera.
Las causas de la destrucción del campo socialista, han sido explicadas y estudiadas por varios autores, por lo que no será objeto de esta publicación. Pero cabe mencionarlas porque su magnitud y sus consecuencias, fueron un punto central en la agenda mediática sobre Cuba, colocada como "un satélite" de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. (URSS).
Aquí, habría que detenerse a explicar otra aberración en el discurso que tanto se repite acerca de si no hicimos lo correcto en términos de desarrollarnos en muchos aspectos, independientemente del bloque socialista.
Cierto o no, hubo algo que demostró que la Revolución cubana no fue "importada" como muchos intentaron colocar en el juicio de las mayorías, de hecho, hubo sorpresas y pocos entendían por qué Cuba, siendo uno de los países que tuvieron inestabilidad económica, luego de su dependencia comercial del campo socialista, no tuvo inestabilidad política como ocurrió en el resto de los países.
El resultado de haber enfrentado lo que se denominó como periodo especial en tiempo de paz (periodo de aguda crisis económica), demostró, entre otras cosas, la singularkdad y la autenticidad de la Revolución cubana. ¡Nada de importada!
Demostró también el liderazgo del Partido Comunista de Cuba, la unidad del pueblo y por supuesto, el liderazgo indiscutible de Fidel al frente de la Revolución cubana.
Cuba continuo siendo faro de resistencia para muchas personas en el mundo y su mantenimiento dentro de la línea socialista, echó por tierra la teoría de Francis Fukuyama acerca de el fin de la historia.
Una economía prácticamente desmantelada por su dependencia de un grupo de países, que hasta el momento no parecían derrumbarse como sistema, quedó sola.
Era la oportunidad para los Estados Unidos de arreciar el Bloqueo, hasta ese momento burlado, gracias a las relaciones diplomáticas y económico comerciales con el campo socialista.
Los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos, que desde el triunfo de la Revolución habían ensayado todas las fórmulas posibles, incluidas, el as3sinat0 de nuestros representantes en el exterior, la agresión directa, la gu3rra biológica, los s4botaj3s a la rama alimentaria, la colocación de b0mb4s en hoteles cubanos, la v0ladura de aviones, el s3cu3str0 de barcos pesqueros, y hasta el 4Ses1n4t0 del líder de la Revolución Fidel Castro, ahora apostaban a una caída del sistema político del país, basado en la teoría de que formábamos parte del mismo conglomerado de la Europa del Este.
La historia es mucho más compleja y tiene muchas aristas, sin embargo, los hechos sobre lo que hasta aquí se describe en apretado resumen, pueden dar una idea de la dimensión del problema.
Vendría entonces la etapa de readaptación de la economía cubana. Probablemente quienes nacieron en la década de los 90, no tengan conciencia o no conozcan a ciencia cierta muchas de estas cuestiones.
La vida del país en estas nuevas condiciones estuvo obligada a adaptarse sobre la base de la resistencia y de no renunciar a construir una sociedad basada en el bienestar de las mayorías. Por ello la estrategia quedó orientada a el mantenimiento de lo que se repite pero no se explica muy claro de nuestras conquistas más importantes.
Entre ellas, la salud, la educación, el deporte, el acceso a los servicios básicos que en muchos casos se mantuvieron y se mantienen subsidiados por el Estado.
En todo momento la línea seguida ha implicados la búsqueda de fórmulas o soluciones que no deriven en medidas neoliberales como el despido masivo de empleados, por solo citar un ejemplo.
En ese escenario, (a vuelo muy rápido) se han venido realizando una serie de transformaciones que han transitado, incluso por la materialización de las relaciones con nuestro principal agr3sor, los Estados Unidos.
Recordemos que en los años 90 se materializó la firma de la Ley Helms-Burton,que como se describe en Ecured, es un "Proyecto legislativo nombrado "Ley para la libertad y la solidaridad democrática cubana", más conocida por los nombres de sus principales promotores, en esa fecha el senador por Carolina del Norte, Jesse Helms, y el representante por Illinois, Dan Burton. Dicha Ley también contempla la internacionalización del bloqueo"
También se destaca la inclusión de Cuba en una lista creada por ese país, como patrocinador del t3rrorism0, cuyas consecuencias para Cuba, en términos de presión, saboteaban la comercialización o las transacciones financieras, aun cuando ellas se realizaran con el fin de comprar medicamentos para mantener la salud en Cuba.
La época de Obama fue un intento infeliz de normalización de las relaciones con Cuba. Se sabía del estímulo por todos los medios de la prevalecía de la propiedad privada, y la reducción del papel del Estado, y aunque durante su visita, tuvo un recibimiento oficial como Jefe de Estado, no se le limitó, incluso, para que contactara con los que desde su gobierno eran reconocidos como grupos opositores a la Revolución cubana.
Luego, la llegada de Trump al poder significó el rápido desmantelamiento de lo avanzado por el gobierno anterior, la profundización de sanciones y persecuciones a Cuba en todos los órdenes posibles (recordemos las 243 medidas), sobre las cuales podría explicarse muchas a fondo en que consisten cada una y su carácter verdaderamente t3rrorist4 a nivel de las relaciones entre Estados.
Biden, quien podría pensarse que por su pertenencia al partido político de Obama retrocedería nuevamente al plan inicial, resultó ser continuidad de Trump, incluso, mucho más detestable en su política hacia Cuba.
El ejemplo más claro se manifiesta en su política de ahorcamiento y las medidas de presión económico financieras mantenidas y recrudecidas pese a una pandemia en la que Cuba navegó con sus propio barco y sus propios marinos para vencerla.
¿CUÁL ES LA SALIDA?
Con toda seguridad esa sería la pregunta más ingenua que he hecho en este recorrido, sin embargo, algo queda bien claro, la salida tiene que ser con esfuerzo propio, y ello implica una renovación del pensamiento individual y colectivo.
En este punto, llegamos a la necesidad de comprender el papel que juegan las MIPYMES , también, entender que la novedosa forma de inserción en la economía, no es un asunto sencillo como el de copiar modelos, sino más bien, de adaptar nuestro sistema de trabajo en función del desarrollo del país sin perder el rumbo de que ellas, constituyen un actor económico necesario y estratégico a través del cual, es posible lograr mejores resultados cuando se integran con los intereses de la Empresa Estatal Socialista.
Una cuestión que parece crear incomodidad legítima es el observable descontrol del que son objeto estos nuevos actores económicos.
Las causas por las cuales una parte de ellas no funcionan como se espera, están asociadas a factores disimiles, donde tal vez los encargados de fiscalizar y controlar, tienen cuota de responsabilidad. A ello, se suman la irresponsabilidad de las propias entidades. Súmese, la lenta transformación de la Empresa Estatal Socialista, por causas diversas, o la no gestión eficiente de los recursos materiales para su funcionamiento, por solo señalar algunos aspectos.
SIENDO HONESTOS
Pero hay que ser honestos, no todas las MIPYMES "entran en el mismo saco".
Son numerosos ejemplos sobre cómo se integran pese al tormentoso y enredado camino emprendido, donde entran en juego las trabas burocráticas del propio sistema y las que se derivan del indiscutible Bloqueo al que muchos desdeñan.
Su desarrollo, sin dudas, contribuirá a una integración que dentro de la economía, es vital si se tiene en cuenta su variedad y las posibilidades de descentralizar tareas que antaño permanecian únicamente asignadas a la Empresa Estatal Socialista.
Si por ejemplo, una empresa estatal (y aunque parezca un chiste) necesita guayos para a producir determinado producto, no es necesario crear una empresa nacional del guayo para resolver el problema, es más, ni siquiera una MIPYME es necesaria, porque se sabe que un grupo pequeños de trabajadores con puntillas, latas y martillos pueden abastecer al país de esa herramienta.
Con las MIPYMES se resuelven problemas que complementan a la Empresa Estatal Socialista, digamos por ejemplo, la reparación del parque de ómnibus para el transporte, la integración con instituciones como la vivienda para ejecutar obras de remozamiento de edificios, un cúmulo de las produciones a escalas pequeñas o medianas vinculadas al procesamiento de alimentos y otras.
Así, (salvando las distancias del ejemplo inicial) las MIPYMES son un complemento importante y necesario para la economía del país, porque liberan a la empresa estatal, de la realización de tareas que a su vez repercuten en que estas últimas se concentre en producir a gran escala. Ese es un ejemplo del famoso y poco explicado encadenamiento productivo.
Es cierto que hay trabas burocráticas, que hay falta de preparación profesional, mental y psicológica para asumir el reto. Pero no puede satanizarce un actor económico que cumple una función como parte del todo que necesita nuestro país para salir adelante.
En este proceso hay mucho que probar, mucho habrá que retroceder y avanzar nuevamente.
En este proceso no se puede descuidar la formación de una mentalidad que apueste por la vocación de servicio al pueblo, que ante todo, tiene que estar presente en los nuevos actores económicos.
Fórmulas para estimular estas vías existen muchas, podrian, incluso, valorarse políticas de impuesto que estimulen a quienes además de prestar sus servicios, contribuyan desde sus ingresos al beneficio de obras públicas como hospitales, escuelas, farmacias, bodegas, centros de recreación y otras que de paso, borren el pensamiento negativo que se forma como parte de la novedad y el desconocimiento.
Nada de lo hasta aquí tratado, toma forma de verdad absoluta.
Hay opiniones variadas, pero es importante que cada una de ellas, se emita sobre la base de encontrar la respuesta más adecuada ante una necesidad demostrada, que sin dudas, puede contribuir a que el país se beneficie en medio de estas y otras dificultades que seguramente existen o que podrían aparecer, en un mundo donde los cambios son muchas veces imprevistos e incluso, indivisibles.
Una última cuestión:
No olvidemos que todo cuanto funcione bien en nuestro país, será terriblemente atacado con saña por nuestro vecino del norte. Pero eso, merece otra publicación.
PD. Las opiniones vertidas aquí son de mi total responsabilidad, pueden ampliarse y nada tiene que ver con la opinión gubernamental. Espero que el intercambio sea abierto, sin quejas ni alusiones a responsabilidades de nadie. Que todo lo que se opine contribuya a desarrollar ideas. Me arrogo el derecho de ocultar opiniones que considere, no cumplan con el propósito aquí plasmado.